25 Feb, 2019 – “La cosa” se está complicando allá abajo. Lo que Uds. están a punto de leer no será del agrado de la inmensa mayoría de mis lectores, aquellos que me atiborran con preguntas y cuando se las doy, muchos de ellos me insultan. “La cosa” no está nada fácil.
Voy a partir de “mi teoría”. Para mí – y no tengo la menor duda – lo que está sucediendo en Venezuela es una pugna entre “el chavismo originario” y el “madurismo”: ¡ni más ni menos!
Cuando los Castro se deshicieron de Chávez y colocaron a Maduro en Miraflores, como un parapeto… como un títere sin cerebro, se desató una especie de “Noches de los Cuchillos Largos” en cámara lenta. Poco a poco los “maduristas” fueron acaparando el poder absoluto y muchos “originarios”, como Diosdado Cabello, se dieron cuenta de que tenían que bailar pegado con el “madurismo”, hasta ver cómo terminaba la guarandinga.
Comenzó una purga extensa, sin prisa pero sin pausa. Fueron cayendo cabezas como Jorge Giordano, Héctor Navarro, Elías Jagua, Luisa Ortega Díaz, Isaías Rodríguez, Rafael Ramírez, Nelson Merentes, Olly Milán, Ana Elisa Osorio, Gustavo Márquez, Clíver Alcalá Cordones, Miguel Rodríguez Torres, Gonzalo Gómez, Florencio Porras, Carlos Carcione, Nicmer Evans, Santiago Arconada, Edgardo Lander, Esteban Mosonyi, Freddy Gutierrez, Andrés Izarra y entre otros menos importantes: Juan García. Pudiera, sin embargo, haber un pequeño margen de error entre los mencionados, pero en una “Nueva Venezuela“, estas podrían ser la caras “nuevas” que verán los venezolanos al frente del “nuevo” gobierno. “Noticias 24” le daría paso a “Aporrea“, como “organo divulgativo oficial” del “chavismo originario“.
No todos los de esta lista estaban – necesariamente – activos, pero tenían sus cuotas de poder y se manejaban en las altas esferas del enchufe político, que representaba poder económico y el famoso “resuelve”. Todo comenzó a cambiar en el año 2016 en adelante. A Maduro le llevó unos tres años para comenzar a “mover la mata“. Los delfines y ahijados de estos “originarios” comenzaron a ser descartados de las listas concertadas para gobernaciones, alcaldías, concejalías y curules parlamentarios.
Muchos “originarios”, al ver el “movimiento extraño” se fueron acomodando: como Diosdado Cabello, Jorge Rodríguez y su bella hermana Delcy, Calixto Ortega, Freddy Bernal y unos que otros más. Así se fue conformando un “madurismo” depurado y los “originarios” siquitrillados (desenchufados o tronados), comenzaron a conspirar.
Total que llegaron al lugar en donde se encuentran hoy Venezuela y los venezolanos: ¡una olla de grillos sedientos de poder! No es mera casualidad que cuando los planetas estaban todos alineados en perfecta formación, se escogiera a Juan Guaidó como presidente de la asamblea, defendiendo los intereses de Voluntad Popular y, especialmente: de Leopoldo López y sus allegados. Edgar Zambrano, el perro cancerbero de Henry Ramos Allup, fue escogido para la primera vicepresidencia y representando a la extrema izquierda, de eso que se hacía llamar “oposición”, colocaron a un “come-candela” llamado Stalin González, quien es tan pero tan izquierdista, que para él Chávez era un militar de derecha.
Ese grupo comenzó a conspirar junto al “chavismo originario”. Pero algunos de ellos se dieron a la tarea de jugar en los dos bandos, mientras se decidían… de ahí que Diosdado Cabello acusó a Guaidó de traidor, cuando se reunieron en secreto en el Hotel Lido. Henrique Capriles siempre fue una pieza del “chavismo originario” dentro de la “oposición”, al más puro estilo del polaco soviético, Félix Dzerzhinski, quien en 1917 de recomendó a Lenin: “… tenemos que organizar nuestra propia oposición, antes de que la verdadera se organice en nuestra contra“.
Son sumamente indicativos los comentarios que le hiciera el diputado de Primero Justicia, José Guerra, a Vladimir Villegas, en cuanto a la pugna interna entre “originarios” y “maduristas”, sobre si Guaidó se debía juramentar como presidente interino o no. Guerra, evidentemente, era de la facción contraria a elevar a Guaidó al pedestal en el que hoy se encuentra: con un poder – “casi” – sobrenatural. Primero Justicia se fue quedando como la guayabera: ¡por fuera! Unos se cuadraron con los “originarios”, otros con los “maduristas” y quedaron algunos “neutrales”.
Total, que el escenario no es más que una pugna entre dos facciones socialistas… porque, vamos a estar claros: ¡los políticos venezolanos son “genéticamente” socialistas!
En el medio de ese pastel rojo, entran los “americanos” con sus intereses específicos, difícil de definir. Con toda seguridad: no impera el altruismo ni los deseos de liberar naciones oprimidas y subyugadas por el comunismo. De ser así, ya hubieran liberado a Cuba que lleva 60 años de penurias y muchos… muchísimos más muertos que la pobre Venezuela.
Es cierto que Venezuela pudiera representar y representa un peligro para Estados Unidos, pero Cuba – siendo su dueña – representa un peligro todavía mayor. El propio Trump, muy acertadamente, lo dijo en su discurso de Miami: “Maduro es un títere de Cuba”. De ser cierto… ¡y lo es!, lo más lógico sería eliminar al titiritero: ¡no al títere!
De tal manera que hay intereses de parte y parte. Los rusos, los chinos, los turcos, los iraníes y los cubanos: ¡tienen intereses! Los “americanos”: ¡también!
Lo bueno de Venezuela es que tiene “materia prima” como pa’tirar pa’rriba, incluyendo el nuevo “oro azul”: ¡coltán! Lo malo de Cuba es que al ser liberada, desestabilizaría la industria turística de la región, incluyendo el turismo en el sur de La Florida e incluso más arriba, en New Jersey y Nevada, razón por la cual a México nunca le interesó apoyar a los movimientos libertadores de los cubanos anti-castristas, porque al cerrarse el turismo en Cuba: se abrieron grandes puertas para el turismo mexicano.
Otras industrias sufrirían fuerte competencia, una vez que Cuba fuese libre: la industria azucarera, la del ron y la del tabaco. Pero el mayor peligro que una Cuba libre supondría para Estados Unidos, sería la posibilidad de que la isla se convierta en una China… a 90 millas de las costas estadounidenses. Muchas industrias se trasladarían a Cuba y eso afectaría enormemente a grandes sectores de la macro-economía “americana”.
Explicar estas cosas a los “comunes contribuyentes” de EE.UU. sería extremadamente cuesta arriba, sin contar con el fusilamiento del gobierno Trump, por parte de la “prensa liberal” estadounidense. Y, por otro lado, se establecería un grave y peligroso conflicto de intereses entre los “americanos” y los que ya están comiendo cochino del bueno en Venezuela: los rusos, los chinos, los turcos y los iraquíes.
En el medio de ese “mar de fondo”, Trump se está viendo “asociado”, en su papel de libertador de la Venezuela bolivariana, con los “indeseables socialistas”. Los “americanos” son ingenuos: ¡pero no pendejos! Quitar a los “maduristas” para colocar a los “originarios” en Miraflores, podría traerles buenos dividendos a los estadounidenses y en especial al gobierno de turno de Trump y compañía. Se podría decir que estamos en un mundo raro. En una tiranía narcocastro-estalinista como la que impera en Venezuela, se permite “oposición” y la existencia de dos “presidentes“, dos asambeas, etc. De igual manera, vemos a uno de los presidentes más derechistas que ha pasado por la Casa Blanca – si no el más derechista de todos – invirtiendo energía y grandes recursos económicos y políticos para re-instalar a socialistas en el poder en Venezuela. ¡Fin de mundo! Nuestra abuela Carmelina, QEPD, con toda razón diría: “¡ese huevo quiere sal!”
Pero la otra parte no es manca y ahí pudiera presentarse un “pequeño” problema para los “americanos“. Solamente entre los años 2005 y 2013, Venezuela le ha comprado armas de tecnología de punta a Rusia por valor de 11mil millones de dólares y las compras han continuado a través de los años. Vale decir que Maduro cuenta con un arsenal como para darle un pequeño dolor de cabeza a Estados Unidos, aunque no por mucho tiempo… lo suficiente como para crear una alharaca mediática y política. Los narco-generales y los “chivos” (los “pinchos”) del régimen no tendrían dónde refugiarse en un mundo tan cambiante y globalizado… en consecuencia tendrían que restearse y jugarse el todo por el todo.
Ese costo en términos de vidas de jóvenes soldados “americanos” y en equipos bélicos, podría ser extremadamente alto. Entre la fabricación de los F18, F22 y F35, se ha invertido un promedio de $ 188 millones por avión y con los misiles defensivos rusos, Venezuela pudiera tumbar unos cuantos. Por cierto, se comenta que los equipos más sofisticados están siendo operados por mercenarios rusos, altamente calificados.
Venezuela, por supuesto, no podría mantener una guerra prolongada con EE.UU., pongámosle una semana, cuanto mucho… según se ha escrito por ahí. Pero una semana empleando más de $ 11mil millones de dólares en armamento, no es como para no pensarlo varias veces.
Seguramente que Maduro cree… le han dicho o le han hecho creer que podría blufear a EE.UU. radicalizando CRIMINAL Y SALVAJEMENTE la represión interna, a sabiendas o bajo la creencia que a nadie le conviene irse a la guerra. Y por cierto, todo hace pensar que a la facción del “chavismo originario“, en la cual se incluye Juan Guaidó, no le hace mucha gracia una posible intervención militar en Venezuela y, especialmente, por parte de Estados Unidos. Pareciera que lo que los “chavistas originarios” buscan es presionar al “madurismo” – con la venia de los Castro – para poder negociar una deseable cuota de poder; de otra manera no se explica tanta torpeza.
Pero hay otro factor que es, todavía, más preocupante. Después del pequeño, mediano o gran sacrificio que tendría que hacer la administración Trump para liberar a Venezuela, quienes tomarían el control del gobierno serían los “chavistas originarios”, socialistas enemigos de los republicanos y amigos de los demócratas: cuchillo para la garganta de muchos.
Mientras Trump se lanzaba un discurso RADICALMENTE ANTI-SOCIALISTA, en Caracas Juan Guaidó, Edgar Zambrano y Stalin González disfrutaban – abierta y públicamente – de la compañía de Luis Ayala, el secretario general de la Internacional Socialista. La publicación de aquella infausta e inoportuna foto no fue un error de cálculos: ¡fue fríamente calculada!
19 Feb, 2019 – De izquierda a derecha vemos a Edgar Zambrano, 1er vicepresidente de la AN; Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela; a Luis Ayala, secretario general de la Internacional Socialista y a Stalin González, 2do vicepresidente de la AN
Guaidó se voló la famosa advertencia la cual asegura que “guerra avisada, no mata soldados”. Le dio el tiempo suficiente a Maduro para que le organizaran las estrategias defensivas a lo largo y ancho del territorio venezolano.
Organizó un inmenso mar de “voluntarios” y luego no supo qué hacer con ellos. Siendo pasada las dos de la madrugada del 25 de febrero en Miami, todavía el grueso de la ayuda humanitaria descansaba en los galpones de Cúcuta y Diosdado Cabello se ufanaba de haber neutralizado “las pretensiones golpistas de la derecha”. Mientras tanto, mentiras van y mentiras vienen de parte y parte. La desinformación está a la orden del día, así como las amenazas de un lado y del otro. Hasta ahora, salvo el salvajismo demostrado por los “maduristas”, lo que ha habido ha sido una exhaustiva “guerra del micrófono”.
Maduro agrede a Colombia lanzándole bombas lacrimógenas y algunos tiritos y Duque le responde con un pequeño discurso, flanqueado por Guaidó y el agente del “chavismo originario” en el exterior: Luis Almagro. Maduro ataca rompiendo relaciones diplomáticas y comerciales con la “hermana república”, al tiempo en que Guaidó toma la resolución de designar a Edgar Zambrano (un zamuro comiendo carne), para que convoque al gallinero que supondrían las ONG, los defensores de los derechos humanos y la asamblea nacional, a fin de unificar la información y elevar la denuncia internacional: ¡más guaraleo!
La respuesta al salvajismo “madurista” por parte de Guaidó fue relacionar los nombres de los efectivos del FAES, de los fiscales y jueces relacionados con las masacres que se han venido llevando a cabo desde el 22 de febrero en adelante, para solicitarle a la comunidad internacional que diseñe las sanciones respectivas y, por último: solicitarle a la socialista Michelle Bachelet que se haga presente en Venezuela para que constate la realidad de la crisis que vive todo el pueblo venezolano: ¡como si la Bachelete no lo supiera!
Por otro lado, ya comienzan a decir que Guaidó está usurpando el cargo de “presidente interino o encargado”, a partir del 23 de febrero a las doce de la noche… y muchos lo acusan de no querer solicitar la ayuda militar internacional, invocando el numeral 11 del artículo 187 de la constitución y, en su lugar, ha programado nuevas marchas y nuevos cabildos. Mientras tanto se reunirá con el Grupo de Lima (contrario a la intervención militar en Venezuela) y con Mike Pence, vicepresidente de EE.UU. (quien dice no descartarla). ¡Puro guaraleo!
Ese es el complicado escenario que presenta la llamada “crisis de Venezuela”. Solo faltaría la sublevación activa, generalizada y sostenida del pueblo venezolano, que pondría a cantar a un gallo muy diferente.
Miami 25 de febrero de 2019
Robert Alonso
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