Seguramente muchos de mis lectores han escuchado el término de “síndrome de Estocolmo”. El “síndrome de Estocolmo” es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su captor o sus captores. Principalmente se debe a que las víctimas malinterpretan la ausencia de violencia física como un acto de humanidad por parte del agresor.
Según datos de la Federal Bureau of Investigation (FBI), alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos, han experimentado esta reacción.
Las víctimas que experimentan el mencionado síndrome, muestran regularmente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores; mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales o quienes se encuentren en contra de sus captores.
Cabe destacar que el “síndrome de Estocolmo” no está reconocido por los dos manuales más importantes de psiquiatría: el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” y la “Clasificación internacional de enfermedades”, por lo que este síndrome caería en la categoría de efecto postraumático.
Pero en el caso de Iván Antonio Simonovis Aranguren, criminalista y consultor penal venezolano, próximo a cumplir los 60 años de edad… quien estuvo detenido por el régimen de los Castro en Venezuela durante el lapso de unos 15 años, pudiera tratarse de otra guarandinga: ¡un acuerdo para dejarlo escapar!
Recientemente, se dice que Simonovis se escapó de su casa de habitación, donde estaba recluido y fuertemente custodiado, en un régimen de prisión domiciliaria… sin embargo, hasta la fecha el régimen no ha divulgado los nombres de los “cómplices necesarios” para que Iván Antonio haya podido evadirse así de fácil.
Sin duda alguna, Simonovis sufría una prisión injusta, criminal y perversa. Sin embargo, al ser liberado (todavía no sabemos cómo), se dedicó a generar opinión a lo largo y ancho de países importantes para la liberación de Venezuela y de cara a millones y millones de venezolanos.
Es de la convicción general, que Venezuela jamás podrá ser liberada por una implosión militar (interna) y, de ahí, que la ÚNICA vía de liberación tendría que ser generada por factores externos, mediante una intervención armada (militar), por parte de Estados Unidos o por parte de una coalición de países “amigos” cuya seguridad está en peligro a corto, mediano y/o largo plazo por la presencia de fuerzas contrarias al sistema de gobierno y de la vida occidental; fuerzas perversas y enemigas que hacen vida pública en la Venezuela castro-estalinista gobernada desde La Habana, a través del títere de Nicolás Maduro Moros.
Habla Simonovis
Como suelo hacer en mis exposiciones, les he publicado arriba un video alegórico al tema tratado. En este caso, me pregunto si el amigo Simonovis sufre del llamado “síndrome de Estocolmo” o, si por el contrario, está cumpliendo con su parte en el acuerdo para que el régimen lo dejara escapar… si es que ese haya sido el caso: ¡que su fuga fue concertada, acordada y permitida!
Vamos a disecar sus cortas declaraciones, cuando le preguntaron sobre la posible intención de Juan Guaidó de solicitar una intervención militar para liberar a Venezuela del contumaz y pertinaz genocidio al cual la somete la mano criminal del castro-estalinismo internacional.
En letras rojas y en itálicas, las palabras de Simonovis… y en letras negras, mis comentarios intercalados. Veamos:
“Primero, debo decir que esta mañana dio unas declaraciones Juan Guaidó y dijo que de ser necesario – ¡de ser necesario! – solicitaría la intervención militar”. Simonovis recalcó la advertencia – “de ser necesario”. De ser necesario, Juan Guaidó solicitaría una intervención militar… suponemos que a los países que, todavía, lo reconocen como presidente encargado: principalmente EE.UU., Colombia y Brasil. Pero eso sería, ÚNICAMENTE, de ser necesario. ¿Y no se justifica ya – desde hace mucho tiempo – esa “necesidad”? ¿Cuánto más debe suceder en ese desdichado país para que se justifique la necesidad de una intervención militar? Pareciera que estamos bajo una escenario del “… ya vamos pa’llá!” “Tranquilos: ¡que el equipo gana…!”
Si se fijan, en lo que el entrevistado Simonovis terminó de advertir que la condición para que Guaidó solicitara una intervención militar era la necesidad imperante que la justificara, el fugado criminalista puso una cara “poemática”.
Luego continuó asegurando… “Ahora… eso es algo (la deseada y NECESARIA intervención militar) que dada la complejidad de lo que está sucediendo en el país… no es fácil: ¡no es fácil!”
Simonovis advierte, CON ÉNFASIS, que la posible solicitud de esa intervención militar (mencionada por Guaidó en sus recientes declaraciones), no es fácil. No es fácil debido a la complejidad de lo que está sucediendo en el país. ¿Y qué está sucediendo en el país… en Venezuela? Lo que sucede es que día a día mueren niños de hambre y por falta de medicamentos. Mueren ancianos de hambre y por falta de medicamentos. Los esbirros del régimen asesinan impunemente… torturan sin recato alguno. Los iraníes están acaparando todo el uranio, elemento necesario para la fabricación de bombas nucleares; el Hezbollah se fortalece y tiene un “safe heaven” en Venezuela. El narco-tráfico cuenta con un puerto de distribución protegido por el estado soberano castrista. Las FARC y el ELN cuentan con una especie de “zona de distensión”… y Venezuela se desintegra día a día. ¡Eso es lo que está sucediendo en Venezuela! ¿Esa “complejidad” no requiere una INTERVENCIÓN MILITAR de todas las fuerzas militares todas aquellas naciones democráticas y civilizadas del “universo sideral”? Pareciera que Simonovis pudiera estar sugiriendo que mientras más complejo es el escenario venezolano, menos sería la necesidad de una intervención militar.
“A veces es peor el remedio que la enfermedad… ¿ok?” ¿De cuál “remedio” estamos hablando? Tal y como yo lo veo, el único remedio sugerido en esa entrevista fue la “intervención militar”. No se ha mencionado otro “remedio” (otra “medicina” o solución). Simonovis nos está advirtiendo que ese “remedio” (la intervención militar proveniente del exterior), podría ser peor que la enfermedad que ha venido sufriendo Venezuela durante décadas… ¡durante décadas! ¿Se imaginan? Venezuela comenzó a sufrir esa “enfermedad” a partir del 19 de abril de 1810. A lo largo de 209 años de enfermedad crónica, Venezuela ha experimentado cortos períodos de recuperación, pero ha vuelto a recaer, producto de malos galenos y de pésimos “remedios”.
“Entonces tú tienes que ponderar todas y cada una de esas cosas que vas a hacer”. A veces yo me pregunto si mis lectores entienden todos los vocablos empleados por mí o por aquellos que se expresan públicamente. Simonovis está empleando el verbo “ponderar”. ¿Será que todos mis lectores entienden el significado de tal palabra? Veamos qué nos dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE).
Significado de ponderar
¿Hay espacio para “PONDERAR” entre lo que viven hoy los venezolanos en Venezuela y la posibilidad (o necesidad) de una intervención militar extranjera?
Ponderemos
Si una intervención militar extranjera sacara de Venezuela a los rusos, a los iraníes, a los chinos… A LOS CUBANOS, al Hezbollah… al ELN, a las FARC y a los narco-generales, junto a Maduro, Diosdado, los hermanitos Rodríguez y a la cuerda de HDLGP’s que pululan en torno al régimen y, en su lugar colocara a los bolichicos (que retornarían a Venezuela con la catarata de dólares producto del infame, impune y descarado enquesamiento)… al Leo con su carnal Lilian; a Henry Ramos, Henri Falcón, Julito Borges, Rosales… Ismael García, Rodríguez Torres, Baduel… a todos los ex ministros del “chavismo originario”, a Luisa Ortega Díaz y paremos de contar… con Juancito Trucupey de presidente y la cuerda de eunucos oficiales bajo su mando, sería una bendición para Venezuela. Esa cuerda de sabandijas las podríamos eliminar, cual chiripas, con una guarimba bien hecha: ¡generalizada y sostenida! No tendrían el apoyo logístico y militar del G2 cubano, ni del Putín. ¡No quedaría espacio para “ponderar”!
“Entonces es un problema, como un ser humano, porque eso es un cuerpo, un país – ¿verdad? – que tiene un cáncer que ha tenido muchas diversificaciones y tú no sabes si eventualmente una medida que se tome, puede ser peor…”
Cuando un ser humano es invadido por un cáncer terminal, cualquier cosa es mejor que no hacer nada. Esos enfermos se prestan para participar en pruebas exérimentales, así no funcionen, porque la alternativa es la irremediable muerte.
“La medida” a la que hace alusión Simonovis, es la intervención militar extranjera. Tal cosa, JAMÁS podría ser peor que la enfermedad crónica y mortal que sufre Venezuela… pero bastó y sobró para que Ivan Antonio se tomara una foto con el torombolo de Elliot Abrams, para que las esperanzas de millones de venezolanos se repotenciaran.
¿Y ese es el mensaje que Iván Antonio Simonovis está propagando hoy en el congreso federal, en la Casa Blanca y e el Departamento de Estado de Estados Unidos de América?
“Hands off Venezuela!”
Miami 30 de junio de 2019
Robert Alonso