Ene 29, 2019 – El panorama de la “crisis” en Venezuela ha dado un nuevo giro cuando el gobierno de Trump le impuso al USURPADOR, Nicolás Maduro, una especie de “Capítulo III” de la Ley Helms Burton, pero limitada al sector petrolero, en lo que muchos consideran un “embargo disfrazado”. De un solo guamazo, Maduro y su combo se han quedado – por ahora – sin esos churupos.
Al mismo tiempo y en una jugada que se podría catalogar de “magistral”, suavizaron la sanciones contra empresas rusas, en un claro intento por neutralizar la ayuda que Putin le ha venido prometiendo a Venezuela. Dicen que también se le ha garantizado a China la catarata de dinero que se le debe. No obstante, aunque todavía está por verse, Serguéi Lavrov, el ministro de asuntos exteriores de Rusia denunció el intento, por parte de EEUU (“y sus aliados”) de buscar – abiertamente – el derrocamiento del “presidente venezolano” (Nicolás Maduro). En otras palabras: “la guerra del micrófono” continúa.
Por otra parte, Maduro anunció que defenderá en los tribunales de EEUU la propiedad y riquezas de Citgo, donde los rusos también tienen intereses muy fuertes. Ahora comienza un atroz “guaraleo” jurídico, pero mientras tanto Maduro se quedaría sin unos cuantos millardos, en momentos cuando más lo necesita para mantenerse en el poder.
Dicen que el E.C.O. (Ejército Cubano de Ocupación) está abandonando Venezuela. Se comenta que el Hotel Alba (antiguo Hotel Anauco Hilton), donde el E.C.O. tenía sus “headquarters”, ha sido desalojado. No he podido confirmar ambas noticias y me temo que pudiera ser una maniobra de engaño. Al mismo tiempo, también se corre el rumor de la llegada de más mercenarios rusos, pero para “custodiar” al Zocotroco Indocumentado.
Como ya he dicho, recordando las palabras de Yogi Berra: “el juego no se acaba hasta que no se termina”. Ahora pareciera que se le puso dura “la cosa” a Maduro y su combo, pero el “politiqueo” continúa de parte y parte. Algo que quisiera ver es si, por fin, seguirán las conversaciones para el establecimiento de las fulanas “oficinas de interés oficial”, las cuales – según los medios (AP) y el propio Maduro – ya habían comenzado. Si continúan, nada ha de extrañar, recordemos que en 1975, mientras los “americanos” y norvietnamitas estaban sentados en la mesa de negociaciones en París, en Vietnam continuaba la cruenta guerra, como de costumbre.
Ya los Castro comenzaron a mover sus piezas, como siempre han hecho en los momentos más duros de la “revolución”. Ya dijeron que Trinidad-Tobago rechazó “el intervencionismo” y llamó al diálogo. Detrás de esa islita podrían venir “peces más gordos”.
En EEUU y en la mayoría de los casos, el “Poder Judicial” (por llamarlo como se le llama en Venezuela) es independiente. Un juez puede echar para atrás cualquier decisión presidencial. Faltaría ahora ver que El Zocotroco Indocumentado gane la batalla en los tribunales “americanos”… y mientras tanto: ¡el guaraleo continúa!
De mantenerse las sanciones anunciadas ayer, se le ha dado un duro golpe a la tiranía narcocastro-estalinista, pero con eso no basta. Durante el “Período Especial”, los Castro estuvieron a un tilín de ser defenestrado, sin embargo: ¡sobrevivieron! Un famoso analista de la CIA, ya retirado, en un programa de opinión en Miami (“A Mano Limpia”), cuando le preguntaron cómo fue posible que Fidel Castro hubiera superado aquella atroz crisis, respondió: “… porque es un hombre de muchas mañas”.
En tal sentido, la “crisis” en Venezuela continúa. Hay analistas que aseguran que Maduro y sus cómplices no saldrán por las buenas… que “la pelea será peleando”. Sin embargo, pudiéramos estar frente un escenario similar al de Grenada, donde los cubanos castristas “echaron un pie” en lo que sonaron los primeros disparos. Faltaría ver quiénes echaran esos disparos. Aunque Trump insiste en que todas las opciones (incluyendo la militar) están sobre la mesa, pareciera que una invasión frontal está un tanto descartada, a menos que por parte de Maduro se dé un “paso en falso”.
Ahora bien. Dicho eso, vámonos al tema que más me preocupa y que me ha preocupado desde hace mucho tiempo, como lo expresé en el capítulo tercero de mi libro “Cómo se perdió Venezuela” (publicado en 2009), sobre la experiencia nicaragüense y lo que luego se llamó “el chamorrazo”.
Anastasio Somoza fue derrocado por el sandinismo en el año 1979. Un año más tarde reventó la guerra civil en Nicaragua dirigida por los “contras”, quienes terminaron siendo apoyados por el gobierno de Ronald Reagan, pero para 1989 la suerte de los “contras” cambió cuando George Bush padre se mudó, como presidente de EEUU, a la Casa Blanca.
Cuando ya los “contras” tenían ganada la guerra, a Bush se le ocurrió promover “la paz”, al que se unió el entones-presidente Oscar Arias, de Costa Rica… promotor del “Plan Arias”, en su nombre, que culminó con “El Acuerdo de Esquipulas”, con la participación de los gobiernos de los gobernantes de El Salvador, Honduras, Guatemala y la propia Nicaragua.
Ya con “la paz” en mente, Bush entró en el panorama y “dirigió” el proceso político para terminar la guerra civil en Nicaragua. Jimmy Carter, por cierto, TAMBIÉN METIÓ SU MANO PELUDA. Al final del día, tal y como lo titulé en un artículo publicado en diciembre de 2007, los “contras” ganaron la guerra: ¡pero perdieron a Nicaragua!
Todo, absolutamente todo, fue manejado por el Sr. Bush, quien para la fecha era el presidente de EEUU. Desmantelaron a los “contras” y al ejército sandinista… pero dejaron INTACTA la policía de Managua, la cual – para los efectos – era más poderosa que el ejército sandinista. Además, se hizo un borrón y cuenta nueva. Ningún sandinista fue tocado ni con el pétalo de una rosa… la “amnistía” fue la salvadora final y se convocó a unas elecciones PULCRAS.
Pero hay más. Se creó la “UNO” (Unión Nacional Opositora) y de candidata colocaron a Violeta Chamorro. Su yerno, Antonio – “Toño” – Lacayo Oyanguren, asumió el ministerio de la presidencia y se convirtió en “El Hombre Fuerte de Centroamérica”. No se revocó una sola ley promulgada por los sandinistas durante la guerra. No se regresó a sus dueños una sola propiedad expropiada y, en ese primer gobierno “democrático”, hubo más de 600 asesinatos políticos, entre ellos, el del Comandante 380 (Enrique Bermúdez), uno de los dos jefes militares de los “contra”, quien fuera asesinado DESCARADAMENTE en 1991. Con el pasar de los años, Toñito Lacayo, el otrora “hombre fuerte de Centroamérica” y yerno de la Violeta, se convirtió en el jefe de finanzas del partido sandinista.
El sucesor de Violeta fue Arnoldo Alemán, quien “asumió” el gobierno en 1996. Alemán se había criado con los hermanos Ortega. Fueron grandes amigos desde niños. Los Ortega lo nombraron, a dedo, alcalde “opositor” de Managua y hasta le hicieron un atentado donde murió uno de sus guardaespaldas, además de hacerle quemar “su” alcaldía. Alemán, con los años, se convirtió en el candidato bufo (al estilo de Arias Cárdenas, Rosales y Ratonski), frente a Daniel Ortega.
En 2001, “asume” la presidencia Enrique Bolaños, de quien el entonces-secretario de estado, Colin Powell, acusó de ser más sandinista que Sandino. Fue Bolaños quien le entregó la presidencia a Daniel Ortega cuando “ganó” las elecciones “frente” a Eduardo Montealegre (otro candidato bufo) y tres zoquetes más. Los Ortega REGRESABAN al poder, el cual jamás abandonaron. El resto de la historia todos Uds. se la saben. Como no… Nicaragua prosperó para volver a caer en el infierno que todos conocemos hoy.
¿Está Venezuela frente a un escenario similar? Me temo que pudiera estarlo… de ahí mi insistencia que la vía tenía (¿o tiene?) que ser a través de una sublevación cívica, de manera activa, generalizada y sostenida, que obligara (¿o que obligue?) a una INVASIÓN MILITAR INTERNACIONAL (o por parte de EE.UU.), para luego “cortar cabezas” y limpiar a Venezuela del cáncer terminal. Por supuesto, como también lo advertí en el año 2003 (con mi artículo titulado “Lo difícil no es salir de Chávez”), siempre hubiera existido el peligro de caer en las manos de los líderes de esa FALSA OPOSICIÓN, socialista y complaciente con el chavismo y, luego: ¡con el madurismo!
¿Qué Venezuela estará mucho mejor sin Maduro? MUCHÍIIIIIIIISIMO mejor. ¡Infinitamente mejor! Pero podría ser – como sucedió en Nicaragua – “pan pa’hoy y hambre pa’mañana”… y lo voy a poner de una manera sencilla y clara.
Supongamos que sufrimos de un cáncer mortal; entramos en quirófano y el cirujano no extermina todos los tumores. Al salir de la cirugía nos sentimos TREMENDAMENTE MEJOR… pero no se erradicó el cáncer de cuajo. Se dejaron muchos tumores pequeños que fueron creciendo, A PESAR DE LA QUIMIOTERAPIA. A la vuelta de unos años: ¡morimos!
La cirugía fue un “remedio”: ¡pero sin cura!
Dejando “sueltos” a los genocidas que destruyeron, O AYUDARON a destruir a Venezuela, no se reconstruye un país al punto que muchos de los “exiliados” deseen regresar. La anarquía política sería inimaginable con los chavo-maduristas en la “oposición”. Aquella clase media que salió del país y se “acomodó” en la diáspora, difícilmente regrese, porque el escenario no ofrecería una estabilidad en lo político, en lo económico y, sobre todo: ¡en lo social! Las necesarias inversiones, en el “mejor de los casos”, se harían esperar. El pueblo podría frustrase y pensar que “la cosa” sigue igual… sobre todo en los sectores menos afortunados.
No sería nada agradable vivir en un país con tantos diablos sueltos.
Miami 29 de enero de 2019
Robert Alonso