Para Mayra Romero

Estimada Dra Mayra:

Le escribo esta “nota” en esta página de mi portal porque será larga.

En 1996 perdimos un juicio “papayita”.  Mi esposa, embarazada, fue despedida de la empresa donde era gerente.  El juicio lo ganamos en primera instancia.  Cuando el caso subió a la instancia superior, el juez fue recusado porque la empresa que despidió a mi esposa contrató un segundo abogado que había tenido un problema con el juez.  En consecuencia, el juez superior fue sustituido y “por sorteo” (sorteo que eran amañandos), fue reemplazado por un juez superior tracalero a favor de la empresa demandada.   De hecho, esa empresa fue multada DOS veces por no reintegrar a mi esposa a su puesto.

Entonces se me ocurió un extraordinario negocio, para lo cual contraté la asistencia de varios estudiantes de derecho y a un abogado a quien le llamábamos “El Doctor Chimbín”.

El negocio consistía en ir por los tribunales alimentando en una base de datos computarizada, los nombres de aquellos abogados que habían tenido problemas con jueces (mayoritariamente en tribunales mercantiles… luego comenzaríamos con los penales).  La idea era ofrecerles nuestros servicios a los bufetes de abogados con el fin de informarles cuáles abogados podían incluir en el “equipo”, con la finalidad de recusar jueces que se sabía no estaban “cuadrados” o estaban “cuadrados” con la contraparte.

Dra. Mayra.  Nos iba de maravilla.  Entonces llegó Chávez y me dediqué a “otra cosa”.  ¿Qué le parece el negocio, Dra.?

Avestruces

En 1998, poco antes de llegar Chávez a Miraflores, demandé al Estado en la Corte Suprema de Justicia porque me habían hecho perder un  contrato de $ 3millones por la venta de un lote de avestruces DOMÉSTICOS fértiles para una importante empresa ganadera venezolana.  El negocio me lo tumbó la Dra. Mirna Quero de Peña  (ya fallecida), para entonces la directora de PROFAUNA, alegando que TODOS los avestruces eran animales silvestres y como tales, tenían que cumplir con la Ley de Fauna Silvestre: ¡imposible de comercializar!

Vale decir que la Dra. Quero de Peña me pidió Bs. 3millones (de entonces), para “entender” mi criterio y considerar que mis avestruces, los de “cuello negro”, eran doméstico.  Luego, cuando se enteró de que yo era hermano de María Conchita Alonso, subió “la parada” a Bs. 10millones, suponiendo que siendo mi hermana millonaria (que no lo era), podrían martillarme más.

Mi GRAN ERROR no fue “bajarme de la mula”.  Un individuo en Guárico se cuadró con la Jefa del SASA en ese estado (Soraya Rizzo)  y logró comercializar los supuestos-avestruces silvestres, vendiéndoselos a quien le pagara en dólares, violando la Ley de Fauna Silvestre, vigente para entonces.  El descaro fue mayor porque quien hacía las “labores de venta” (como podrá escuchar en la grabación), era la propia directora del SASA-Guárico: ¡Soraya Rizzo!  ¿Qué tal?

Llegó Chávez al poder y, por supuesto, luego de varios años de litigio: ¡perdí el caso!  Vale decir que el “perito” principal del Estado, no sabía ni cuántos dedos tenía un avestruz.  ¡No lo sabía!  Por nuestra parte, trajimos como perito a un famoso sudafricano, experto en avestruces doméstico, que había sido contratado – años antes – por la UCV para hacer un estudio sobre el caimán del Orinoco.  También trajimos expertos de CITES, organismo internacional que – entre otras cosas – controla la fauna silvestre a nivel mundial.  No había forma ni manera de perder el juicio.   Así y todo: ¡lo perdí!  Por Twitter le voy a mandar todo el litigio.  Sé que no lo va a leer, porque es extenso… pero le dará una idea.

Es de hacer notar que todos los ministros, todos los consultores jurídicos, todos los abogados, todos los directores de los distintos departamentos gubernamentales que tuvieron que ver con mi caso: ¡ERAN CORRUPTOS A MÁS NO PODER!  ¡TODOS!

No se puede generalizar, porque las excepciones confirman la regla.  Pero la regla: mi doctora: ¡era la corrupción, como lo es ahora!

Grabaciones

 

 

 

Vale decir que Mirna Quero de Peña luego se pasó al chavismo y fue cónsul general de la Venezuela “bolivariana” en Canadá.

 

Más Experiencias

Pero, Doctora… tengo más “experiencias jurídicas“.  Le vuelvo a sugerir que compre mi libro en Amazon.  No cuesta mucho.  Ahí verá casos que le pararán los pelos de punta.

La corrupción, Doctora, es un problema genético en la Venezuela de siempre y así lo publiqué en otro de mis libros: “Cómo se Perdió Venezuela“.  Este lo puede bajar gratuitamente.

 

Robert Alonso Presenta

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