Medicina Nica para los Infelices Venezolanos

 

Los sandinistas llegaron al poder, oficialmente, tras la renuncia plasmada por Anastasio Somoza Debayle en una carta escrita a mano el 29 de junio de 1979, gracias – finalmente – al apoyo que recibió de la conjura comunista internacional a favor del sandinismo, encabezada por el presidente estadounidense Jimmy Carter, quien mandó a bloquear la fragata israelita que llegaba a Nicaragua en apoyo de Somoza, tal y como sucedió en Cuba cuando Eisenhower le quitó el apoyo a Batista para dárselo a Fidel Castro. Entre los conjurados en esa coalición criminal y terrorista, se encontraban el sanguinario y genocida Fidel Castro, Carlos Andrés Pérez, López Portillo de México, Felipe González, Omar Torrijo y Manuel Noriega.

 

 

Se instaló en Nicaragua un régimen castro-estalinista, donde los cubanos de los Castro tenían una presencia y un poder todavía mayor que el que tienen en Venezuela, exceptuando la instalación de un cubano en el gabinete, por considerarse un descaro y una humillación tan atroz, que todavía los cubanos castristas de entonces no estaban dispuestos a provocar.

Por cierto. Todos y cada uno de los futuros abuelos venezolanos, les tendrán que explicar a sus nietos, cómo fue eso que se incluyó a un cubano como miembro del gabinete del colombiano Nicolás Maduro y que, ni siquiera, se haya producido un “acto de repudio” frente al Hotel Alba (antiguo Hotel Anauco Hilton, en el corazón de Caracas), ocupado por los Castro, donde opera el verdadero centro del poder político y militar en Venezuela.

 

 

Los sandinistas llegaron al poder en Nicaragua cortando y friendo (“fritando”) cabezas… expropiando empresas, tierras productivas que hicieron de ese país “el granero de Centro América” y generando todo tipo de desmanes. Se dieron gusto masacrando a manos llenas, en muchos casos, sin siquiera pasar por el paripé de juicios sumarios “revolucionarios”, que duraban – si acaso – quince minutos.

Desde el mismo instante en que el sandinismo se instaló en Nicaragua, en 1979, las llamadas “milipas” (“Milicias Populares Anti-Somocistas”, que ahí mismo se convirtieron en “Milicias Populares Anti-Sandinistas”), con el apoyo del General Videla de Argentina, se alzaron en contra de los terroristas narco-castroestalinistas.

Llegado Ronald Reagan a la Casa Blanca, en 1981, armó y logró el financiamiento de un ejército de unos 20mil patriotas nicaragüenses a quienes luego llamaron “Los Contras”, dirigidos, en primera instancia por Enrique Bermudez Varela (“El Comandante 380) y Adolfo Calero. Bermudez, por cierto, fue vil, atroz y descaradamente asesinado el 16 de febrero de 1991, durante “el gobierno” de Violeta Chamorro, en una Nicaragua “libre” y “pacificada”.

 

 

La guerra civil nica comenzó, con fuerza nacional, en 1981, siendo – como ya dije – Ronald Reagan presidente de EE.UU., quien bautizó a los “contras” con el calificativo de “Freedom Fighters” (“Luchadores por la Librtad”) e hizo histórico el grito: “I am a Contra too” (“Yo también soy Contra”). Pero, para desgracia de Nicaragua y Centro América, Reagan dejó la presidencia el 20 de enero de 1989, siendo sustituido por su vice-presidente: George Bush (padre)… y ahí se terminó de perder uno de los países más bellos del continente americano: ¡tierra de Rubén Darío!

Curiosamente, Reagan había nombrado al entonces-halcón (de línea dura), Elliott Abrams, como subsecretario de Estado para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios y, más tarde, como subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, con rango de secretario de Estado. Con la llegada de Bush padre a la Casa Blanca, Abrams fue despedido abrupta, inexplicable e injustificadamente y en su lugar fue nombrado un conocido izquierdista (¿comunista?) del Departamento de Estado y miembro del partido demócrata, llamado Bernard Aronson: dándole así comienzo al principio de la tragedia final nicaragüense.

 

 

Cuando el gobierno de Uribe capturó y evaluó las computadoras-laptops incautadas a Reyes, tras su muerte en Ecuador, se descubrió que una de las casas de seguridad de las FARC le pertenecía a un fulano, que pocos conocen o recuerdan, llamado Rodrigo Carazo Odio, quien fuera presidente de Costa Rica entre 1978 y 1982: ¡uña y carne de Carlos Andrés Pérez, Omar Torrijos y Manuel Noriega!

Carazo Odio era socio de Oscar Arias, quien fuera presidente – por primera vez – de Costa Rica entre 1986 y 1990. Entre George Bush (padre), Carazo Odio y Oscar Arias, “cocinaron” la “medicina” que le darían a Nicaragua de la mano visible del “progresista” (izquierdista-comunista): ¡Bernard Aronson!

 

 

Vale recordar que a través del Panamá de Manuel Noriega, pasaban a Costa Rica las “Fuerzas Internacionalistas”, dirigidas por los Castro, que luego entrarían en Nicaragua gracias al entonces “vecino traidor” – el presidente Carazo Odio – a fin de instalar el comunismo al otro lado de la frontera, en detrimento de millones de nicaragüenses que hasta hoy sufren el infrahumano castigo de tan satánica “ideología”.

Tras diez años de conflicto armado, cuando ya la guerra se hizo insostenible para los sandinistas, a pesar del apoyo de la URSS y de los Castro, “El Cuarteto CAP-Arias-Bush-Aronson”, comenzó a promover unas elecciones “libres, democráticas y transparentes” en Nicaragua, similar a las que publicó el Departamento de Estado de Estados Unidos el pasado 9 de enero de este año, 2020, para Venezuela. “La Contra” fue desmovilizad y desarmada y sus oficiales fueron tratados como prisioneros de guerra y sentenciados al total exterminio, ya que durante el gobierno “democrático y pacífico” de la Chamorro, fueron asesinados más de 600 líderes de la resistencia nicaragüense, sin que uno solo de los genocidas haya pagado un día de prisión, entre quienes se encontraba el Coronel Ibarra, dueño del remoquete “El Trompudo Ibarra”. El sandinismo quedó intacto, tal y como podría quedar intacto el “chavismo-madurismo-castrismo” en la Venezuela de hoy.

Hubo elecciones y fueron limpias: ¡cómo no! Las ganó Violeta Chamorro, de la UNO (Unión Nacional Opositora) y como secretario de gobierno, los sandinistas nombraron al yerno de Violeta: Antonio – “Toño” – Lacayo Oyanguren, llamado – “cariñosamente” por la maquinaria comunista – “El Hombre Fuerte de Centro América”, quien fuera miembro del gabinete de guerra de Humberto Ortega, ministro de defensa del régimen de los Castro en Nicaragua durante la guerra civil.

 

 

Debo destacar aquí varias cosas. En primer lugar, Violeta Chamorro (quien fue impuesta por el propio Carlos Andrés Pérez en negociación directa con los Ortega, era socia e íntima amiga de la familia Ortega. La hoy-vicepresidente de Nicaragua, “La Bruja” (Rosario Morillo), fue secretaria personal de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el más grande tonto útil en la historia nica, asesinado por los propios sandinistas para promover la estocada final a Somoza y convertido por la narco-castro tiranía en “El Mártir de Las Libertades Públicas”, algo así como lo que haría Fidel Castro con el Che Guevera, tras haberlo traicionado y entregado a la CIA en las selvas de Bolivia. Interesante que poco antes de morir, la madre de Pedro Joaquín aseguró, simplemente, que a su hijo no lo había matado Somoza.

 

 

En segundo lugar, debo acotar que la UNO (Unión Nacional Opositora), fue para Nicaragua y en su momento, lo que la Coordinadora Democrática (luego renombrada MUD) fue y es para Venezuela. La UNO estaba compuesta por una coalición de 13 partidos, de los cuales 9 eran abiertamente pro-sandinistas y el resto formaba parte del “chiripero”. Entre estos partidos pro-sandinistas, estaba el otrora-poderoso Partido Conservador, que se convirtió en el ala política del Frente Sandinista y estaba dirigido por el propio Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, una especie de “henri ramos” nica.

Con el correr de los años, se conformó en Nicaragua una falsa oposición, conformada – entre otros – por el propio Antonio Lacayo, Arnoldo Alemán (quien sería presidente títere del sandinismo), Enrique Bolaños Geyer (quien se convertiría en el tercer presidente títere del sandinismo) y Eduardo Montealegre, quien como “candidato” presidencial “contra” Daniel Ortega, en 2006, haría exactamente lo mismo que hiciera Manuel Rosales en Venezuela. Cualquier parecido con la Venezuela de “La Quinta”, sin embargo: pudiera ser pura coincidencia.

 

 

Extrañamente, el otrora-halcón, Elliott Abrams, escribió un artículo – en mayo de 2016 – en contra de Donald Trump, acusándolo del chanchuyo electoral que, según Abrams, logró el triunfo de Trump. Sin embargo, nombrado Mike Pompeo como secretario de Estado, Abrams fue asignado, como “emisario especial” para tratar la situación venezolana, el mismo que hace unos días salió divulgando un plan similar al que aplicó su verdugo, George Bush (padre) en Nicaragua.

 

 

Como hubiera dicho Don Quijote de La Mancha: “cosas veredes, amigo Sancho… ¡que farán fablar a las piedras!”

Miami 20 de febrero de 2020

Robert Alonso

Robert Alonso Presenta

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