Inesperadamente nos encontramos con un enemigo terriblemente poderoso y temible que en muy poco tiempo sorprendió al mundo entero en una crisis de proporciones gigantescas que aún no podemos cuantificar porque apenas está comenzando a mostrar sus consecuencias. Lo más grave es que afecta a todos los ámbitos de la vida de los pobladores del planeta Tierra.
Uno de los ámbitos que está siendo afectado es el de la seguridad y a este aspecto es al que me referiré.
La seguridad debemos diferenciarla según el ambiente donde se desarrolle. Tenemos entonces la seguridad pública, que es la que corresponde a las fuerzas policiales, y la seguridad privada, que es la que prestan las empresas de seguridad a todo aquel que la necesite y pueda pagar por tenerla.
Las policías trabajan en el área pública buscando garantizar la paz y la tranquilidad ciudadana a todos, sin distingos de razas, credos, posición económica, política o sexo y no tiene un costo directo para el cuidadano. Por el contrario, la seguridad privada está sólo permitida dentro de las instalaciones o áreas privadas y de ninguna manera pueden ni deben actuar fuera de ellas por lo tanto, los que la quieran tendrán que pagar por esos servicios.
Lo que hoy me trae a tratar este tema es justamente el evento inesperado del CORONAVIRUS; en momentos de ocurrir eventos que afectan la paz y la tranquilidad ciudadana, por problemas ambientales, políticos, económicos o sociales se evidencia la necesidad de proteger, cuidar, custodiar, en fin, asegurar que nuestros bienes, propiedades y hasta nuestras vidas tengan la seguridad necesaria para no ser afectadas y, los encargados de realizar este delicado y en muchas ocasiones peligroso trabajo son los cuerpos de policía en las zonas públicas y las empresas de seguridad en las propiedades privadas.
Pero es que esta crisis mundial es inédita, inesperada y terrible en sus efectos. Históricamente hubo situaciones complejas, delicadas y peligrosas que las empresas de seguridad, con el personal asignado a millones de puestos de guardia, logró enfrentar con evidente éxito, pero en términos de tiempo, fueron manejables. Esta crisis del Coronavirus es absolutamente distinta en todas sus características excepto en que en la primera línea de fuego de esta guerra siguen estando los mismos actores que no son otros que los Oficiales de Seguridad.
Durante muchos años de mi vida profesional como empresario de empresas de seguridad y como Director y Presidente de la Cámara Nacional de Empresas de Seguridad y Transporte de Valores en Venezuela tuve que ocuparme de resolver crisis tales como desastres naturales, golpes de Estado, huelgas generales, procesos electorales son algunos de ellos y se logró cumplir con éxito en cada oportunidad, es por ello que me pareció importante, ahora como Asesor Internacional y Profesor Tutor de Análisis de Riesgos del Security College US de Washington para Iberoamérica, transmitirles algunas experiencias y recomendaciones que en algo pudieran servir de guía o de camino para salir con buenos resultados de este momento tan difícil de atender.
En primer lugar, y siempre debemos considerarlo así, está la atención que se debe prestar a la persona encargada de ejecutar la operación material de brindar seguridad y que no es otro que el Oficial de Seguridad. Este operador debe ser atendido en todas sus necesidades básicas y garantizarles las mejores condiciones para que pueda prestar el servicio. Las condiciones del lugar de trabajo, alimentación y en este caso con especial atención a las referidas a las condiciones sanitarias que lo protejan de esta terrible pandemia.
Para cumplir con este personal, los responsables de las empresas deben desarrollar toda una serie de acciones que permitan lograr la cobertura jurídica y normativa que les permita activar los planes logísticos que garanticen el traslado del personal, su alimentación, rotación, descanso y condiciones sanitarias adecuadas y suficientes para prestar el servicio a sus clientes.
Las acciones inmediatas que se deben ejecutar para lograr con los organismos oficiales (sean locales, estatales o nacionales) las autorizaciones necesarias para poder circular sin restricciones a sus puestos de trabajo y para lograr la logística necesaria para suministrar los insumos necesarios para alimentar a su personal.
Igualmente se debe contactar directamente a los clientes ya que en muchos casos fueron nuestros mejores aliados y apoyo cuando nos tocó enfrentar situaciones difíciles en Venezuela. La lucha contra la inseguridad en este caso que no tiene antecedentes nos obliga a salirnos de la caja y pensar en nuevas tácticas que ante nuevas situaciones nos harán más creativos y en el caso de los apoyos a los vigilantes, más solidarios con ellos.
Marzo 17, 2020
Carlos Pérez Barrios, MCs
Magister Scientiarum en Seguridad y Defensa del IADEN
Asesor internacional y profesor tutor del SECURITY COLLEGE US
Autor del libro “Control de Riesgos, Manual para Estudios de Seguridad” disponible en Amazon.com
controlatuseguridad.blogspot.com