Intercourse II

Lancaster County

Llevamos muchos años recorriendo territorio estadounidense y canadiense y podemos asegurar que el condado de Lancster, en el estado de Pensilvania, es uno de los más bellos que hemos visto, especialmente por sus granjas y sembradíos extensos y sus suaves colinas.  En adición a su paisaje natural, tiene el encanto de llevarnos al siglo XVII, gracias a los amish y sus costumbres.
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Fotos del recorrido por el condado de Lancaster

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El condado de Lancaster tiene el record de se el mayor territorio amish a nivel mundial.  Todo el condado está relacionado con esta comunidad y el turismo, mayoritariamente, está fomentado por los amish o en relación a ellos.

Antigüedades

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Tanto Siomi como yo somos amantes de las antigüedades, por tal motivo disfrutamos muchísimo nuestra visita al condado de Lancaster, donde abundan las tiendas de antigüedades.  Lamentablemente no teníamos mucho espacio en nuestro pequeño apartamento en Coral Gables como para haber adquirido una cantidad de piezas que nos deslumbraron y a precios muy razonables.
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Fotos de una tienda de antigüedades

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Eso sí: nos dimos gusto comprando revistas, panfletos, almanaques y otras piezas pequeñas que podríamos acomodar en la Av. Sidonia de Coral Gables, en el sur de La Florida y en el corazón del condado de Miami-Dade.

La Estrella Amish

Nos llamó profundamente la atención ver en muchas casas del condado de Lancaster una gran estrella metálica.   Sí las habíamos visto en otros estados y las seguimos viendo a lo largo de nuestro recorrido de regreso a casa.  Sin embargo, el condado de Lancaster está saturado por estas estrellas, algunas más grandes que otras.  No nos quedó otra opción que adquirir una de estas estrellas y cuando nos mudamos a una vivienda mayor, la pusimos en una de sus fachadas:
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Los primeros colonos holandeses y alemanes solían instalar las estrellas primitivas en los graneros para protegerse del mal. También se asegura que las estrellas traen buena suerte a los agricultores.  Cuando comenzamos a indagar, descubrimos que el nombre más popular de estas estrellas es “Estrella Amish del Granero” – “Amish Barn Star“, en inglés – ya que originalmente se instalaban en los graneros.
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Lo curioso es que los amish NO INSTALAN estrellas en sus viviendas o en sus graneros por considerarlas un símbolo pagano.  ¿Entonces por qué se le llama “Estrella Amish”?  Descubrimos que la razón la cual se relaciona estas estrellas con los amish es porque es fabricada, mayoritariamente, por la Dutchcrafters Amish Furniture, la cual – curiosamente – se encuentra ubicada en la ciudad de Sarasota, en La Florida.

Buggies nocturnos

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Al final del día, luego de atiborrarnos con las cenas, terminábamos tempranamente en nuestro cuarto del hotel.  Sin embargo, ya caída la noche pudimos grabar muchísimos “buggies” de los amish y desde nuestro hotel, ya entrada la madrugada, podíamos escuchar el “taca-taca” de los cascos de sus caballos.  ¿Qué tanto hacen los amish transitando por las madrugadas por las carreteras con sus coches?  No logramos averiguarlo, por supuesto.  Los amish son muy reservados.  Raramente conversan o interactuan con los turistas y no les íbamos a preguntar qué hacían ellos tan de madrugada recorriendo las carreteras del condado de Lancaster.  Por cierto, nos comentaron que son muchos los accidentes que se ocasionan durante las noches, a pesar de que los coches de los amish llevan una batería de automóviles para accionar las luces rojas.  Lo que no averiguamos fue cómo recargan ellos las baterías si no tienen electricidad.

Cena japonesa

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Fue un pecado, en “territorio amish”, haber tomado la decision de cenar japonés.  Sin embargo, la cena estuvo bien sabrosa y divertida.  Sin embargo, en la primera noche cenamos una comida deliciosa en uno de los tantos restaurantes amish del condado, bastante costosa: ¡por cierto!   Los amish “se afincan” duro cobrándoles a los turistas.

Último Desayuno

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El último desayuno – ¡bien “americano”! – lo disfrutamos en un restaurante-trailer.  Todo muy sabroso y tradicional: par de huevos fritos (“over-easy”), salchichas, papas, tocinetas y tostadas.  A estas altura del viaje ya no sabíamos cuántas libras (o kilos) habíamos engordado.  Al siguiente año no me quedó otra opción que hacerme “la manga”.  Para entonces estaba pesando 365 libras: ¡unos 166 kilos!  Al año de la operación llegué a pesar 200 libras, habiendo rebajado 165 libras: ¡unos 75 kilos!

Amish Village

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Si alguna vez deciden visitar el condado de Lancaster, no pueden dejar de visitar el “Amish Village”, (la “Aldea Amish”).  Es, por supuesto, un lugar turístico pero repleto de artefactos antiguos que trajeron los primeros amish que llegaron a Estados Unidos.  Dentro de la visita está contemplado una charla sobre la vida de esta estricta comunidad a la que se le paró el reloj en el siglo XVIII.
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Fotos de la “aldea” amish

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En esta “aldea” se pueden comprar artículos amish.  Yo, por ejemplo, me compré un sombrero de paja, típico de los hombres solteros amish.  Hay souvenirs como para hacer dulce.  Por supuesto que tomamos decenas y decenas de fotografías y bastantes videos.

Amish Home

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Dentro de la “aldea”, nos muestran cómo es una típica casa amish y mientras nos llevan a través de la vivienda, nos van informando de cada detalles.  Por supuesto que no tienen electricidad.  No escuchan radio ni ven televisión.  No tienen calefacción eléctrica, pero se les permiten usar bombonas de gas para calentarse.  De hecho, nos comentaron que uno sabe cuál es la casa de una familia amish porque no ve cables de electricidad saliendo de los postes de las calles y carreteras.
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Hay amish a quienes se les permiten utilizar electricidad, mayormente mediante la instalación de paneles solares.  Estos son los que tienen tiendas que necesitan accionar congeladores, neveras, teléfonos, computadoras, etc.  Los restaurantes amish, por ejemplo, están equipados con todos los adelantos modernos “perversos”, porque de otra manera no podrían funcionar.

Cementerio

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Los cementerios cuentan la historia de los pueblos y comarcas.  Los amish no permiten la cremación, sin embargo, el video de arriba no es – precisamente – un cementerio amish, a pesar de estar justo al lado de la única escuelita amish del condado de Lancaster.  Se trata de un cementerio privado de la familia LeFevre, uno de los primeros colonos llegados de Europa al condado de Lancaster.
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Fotos en el cementerio privado de la Familia LeFevre
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Descubrimos que el primer matrimonio de la familia LeFevre que llegó a EEUU estaba compuesto por Isaac y Catherine LeFevre: ambos nacidos en Francia.  Él nació en 1669 y murió a los 82 años en 1751.  Ella nació en 1678 y murió a los 71 años en 1749.  Al parecer, al menos Isaac, ya viudo, decidió regresar a Francia, donde murió y está enterrado.  De Catherine no se sabe mucho.  Al menos un miembro de la familia LeFevre luchó en la Guerra de Independencia de EE.UU. (“The American Revolution”), que comenzó en 1775 y terminó en 1783.  Revisando las tumbas del curioso cementerio privado, notamos que al menos un miembro de la familia Le Fevre luchó en todas las guerras “americanas”, desde la Guerra de Independencia, la Guerra Civil (1861-1865), la guerra contra España en Cuba (1898), la I Guerra Mundial (1914-1918), la II Guerra Mundial (1939-1945), la Guerra de Corea (1950-1953) y la Guerra de Vietnam (1955-1975).  Es costumbre colocar una bandera estadounidense en las tumbas de los veteranos.

Comprando Nuestro Cubrecama

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Los amish son famosos por varias cosas, incluso: por algunas acciones no muy-sanas, como podrán leer al final de esta página.  Son famosos por la artesnía, el cultivo de vegetales sin hormonas ni químicos de especie alguna y, entre otras: ¡por sus cubrecamas (“bedspreads” o “quilt”).  No queríamos irnos del territorio sin comprarle un cubrecama a los amish.
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Hay que estar dispuesto a pagar fuertes sumas de dineros cuando uno les compra a los amish.  Hay cubrecamas que cuestan varios miles de dólares, todos hechos a mano, por supuesto.  La que nosotros adquirimos nos costó poco más de mil dólares, la cual solamente la usamos cuando recibimos visita.

Escuela Amish

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Los amish no creen mucho en educar a sus hijos.  Todos reciben la misma limitada educación.  Solamente cuentan con un salón de clases, donde se juntan desde los más pequeños hasta los que están a punto de “graduarse”.  Ni pensar en recibir una educación superior.  Mayormente aprenden a sumar, restar, multiplicar y dividir, además de aprender el alemán tradicional, inglés y el dialecto que ellos hablan, erróneamente llamado Pennsylvania Dutch.
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Fotos en la escuelita amish de Lancaster
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Los primeros colonos amish se describieron a sí mismos como Deitsch, correspondiendo con el idioma alemán Deutsch (para “Alemán”) más tarde corrompido a “Dutch”.   Hablaban numerosos dialectos del sur de Alemania, incluido el palatino.  Fue a través de su interacción de diálogo cruzado, la relativa falta de nuevos inmigrantes alemanes desde aproximadamente 1770 hasta 1820 y lo que retuvieron las generaciones posteriores que surgió un dialecto híbrido conocido como alemán de Pensilvania (o neerlandés de Pensilvania), que tiene resonancia hasta el día de hoy.

Ferretería Amish

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Los amish tienen sus propios negocios y en sus estacionamientos, en lugar de ver carros o camiones, se ven carretas tiradas por caballos.  Entré a una ferretería de los amish e intenté tomarles fotos, pero me reclamaron fuertemente y me invitaron a que me fuera.  Sin embargo, pude hacer algunas tomas.

Tendedero Amish

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Los amish son tremendamente metódicos.  Por ejemplo, las mujeres amish lavan todos los lunes y ese día uno ve tendederos por todas partes.  Por supuesto que no usan ni lavadoras ni secadoras eléctricas.  Lavan a mano o con lavadoras antiguas manuales, con exprimidores de rodillos: ¡toda una antigüedad!  Las ropas son secadas al sol: ¡cualdo hay sol!
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Fotos de los tendederos amish

Lo Feo

No todo es hermoso en los territorios de los amish.   Después de todo, son humanos y como humanos tienen sus lados oscuros.  El maltrato hacia las mujeres a través de la llamada “violencia doméstica” está presente en la comunidad amish.  En 2020, Cosmopolitan publicó un artículo sobre los hallazgos de su investigación de un año sobre la comunidad amish, durante la cual encontraron mujeres que estaban dispuestas a hablar sobre el horrible trato que sufrieron a puertas cerradas de su comunidad.  El abuso sexual a menores está presente en esta comunidad, tal como lo está en otras comunidades, solo que al ser una sociedad tan cerrada, los casos no son divulgados facilmente.

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Los amish son “famosos” por el contumaz maltrato hacia los animales, en especial: hacia los caballos que usan para desplazarse.  Pero también son conocidos como criadores de perros en la infames “fábricas de cachorros” (“puppy mills“, en inglés).  Se afirma que los amish poseen alrededor del 20% de las “fábricas de cachorros” de Estados Unidos.   Posiblemente tal afirmación no sea del todo cierto, pero solo por una razón: es imposible saber cuántas “fábricas” poseen y administran.   También es importante tener en cuenta que las “fábricas de cachorros” se cierran o se mudan constantemente.
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El condado de Lancaster había sido declarado “la capital de las fábricas de cachorros de EE. UU.“, un título que se relaciona directamente con su gran población amish.    Se estima que hay alrededor de 600 criaderos sin licencia operados en cobertizos y graneros del condado de Lancaster.  Los amish no solo operan estas “fábricas de cachorros“, sino que se aseguran de que el público no escuche ruidos en el interior al enfatizar la importancia de mantener el secreto.   Descubrir y eliminar estas “fábricas” ha resultado tremendamente difícil, tal como asegura la “Sociedad Protectora de Animales” de Estados Unidos. “La gente está engañada. […] se van con un cachorro y no se dan cuenta de que hay 500 perros en el establo secreto de la fábrica que están sufriendo horriblemente”, asegura esta institución.
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En 2005, el famoso programa periodístico “60 Minutos”, analizó de cerca un problema generalizado en las comunidades amish: las enfermedades genéticas. Y no era solo una enfermedad genética, sufren enfermedades tan raras que ni siquiera existen nombres para describirlas.    Se han hecho estudios sobre el llamado “efecto fundador“.   La mayoría de los amish remontan su linaje al mismo grupo de inmigrantes germano-suizos que se establecieron en Estados Unidos en el siglo XVIII.  Hoy en día, los matrimonios mixtos prolongados entre los amish están causando un problema tan generalizado que algunas comunidades han optado por construir clínicas solo para atender a sus niños con necesidades especiales.  Se estima que hasta el 80% de todos los amish tienen un trastorno genético.  Aún más sorprendentes es que los 25 trastornos que se han descubierto dentro de la comunidad amish: no se conocen en ningún otro lugar del mundo.   Entre la comunidad amish se han observado individuos con un retraso mental con características similares al síndrome de Angelman: retraso en el aprendizaje, discapacidad en el habla, trastornos en el movimiento y un patrón de comportamiento característico de hiperactividad y concentración.
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En 2016, ABC News informó que la adicción a los opiáceos, incluida la heroína, se estaba convirtiendo en un problema cada vez mayor en las comunidades amish de Indiana e incluso citó a un anciano de la comunidad que dijo: “Aquí las drogas se están infiltrando lentamente“.  En el condado de Lancaster, no solamente existe el problema de la drogadicción entre los jóvenes amish: ¡el alcoholismo está haciendo estragos dentro de la comunidad!
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Aprovechando que los amish no permiten tomarse fotos, son muchas las niñas secuestradas para convertirlas en esclavas sexuales.  Las descripciones de las niñas secuestradas se llevan a cabo verbalmente.
En 2011, 16 personas en Bergholz (quienes fueron apodados “Los Barberos de Bergholz“) llevaron a cabo una serie de cinco ataques contra hombres y mujeres amish en Ohio.   Irrumpían en las casas, sujetaban a las víctimas y les afeitaban el cabello o la barba, una ofensa masiva en la cultura amish.   Finalmente, se descubrió que eran ex miembros de otra comunidad amish en el área y aquí es donde las cosas se complicaron.  Esta otra comunidad en Bergholz fue fundada por un tal Sam Mullet, quien afirmaba que había iniciado su grupo porque la corriente principal amish no era lo suficientemente estricta. Aunque todavía se hacían llamar amish, el grupo derivado rompió con la iglesia y las mujeres adultas se mudaron con Mullet, quien ya estaba casado, constituyendo una especie de poligamia.
La conclusión es que los amish son como nosotros.  Ellos también tienen sus problemas.  No son tan-tan santos como les gustaría que pensemos que son; también pueden enojarse y volverse violentos.

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Robert Alonso Presenta

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