¿Fin del Madurismo?

 

08 Mar, 2019 – Todo va indicando que estamos a punto de ver el fin del “madurismo” en Venezuela. Unos aseguran que ya Maduro cayó, que ya está cómodamente instalado en una “isla de protocolo” en Cuba, a buen resguardo y bajo la protección de los Castro.

De ser así, el chavismo podría estar regresando a Miraflores con una cara distinta… “por ahora”.

Cuando para los Castro era evidente que la guerra civil en Nicaragua sería ganada por los llamados “contras”, se inventaron la gran solución de unas elecciones: ¡las más limpias y transparentes en la historia electoral del continente americano, incluyendo a EE.UU.! Es más, de haber ganado el sandinismo, algo que hubiera sido absurdo… por supuesto: los Castro hubieran hecho trampa para que perdieran. La “solución” del momento exigía el triunfo de la UNO (Unión Nacional Opositora), con Violeta Barrios de Chamorro como candidata presidencial.

Ganó la Chamorro, pero los sandinistas no dejaron el poder tras bambalinas y los Castro no abandonaron Nicaragua. Es más, la mano directa del entonces presidente estadounidense, George Bush (padre), estuvo presente en todo momento, como la está la del hoy-presidente Donald Trump, en la “solución” de Venezuela.

Violeta “gobernó” poco menos de siete años: del 25 de abril de 1990 al 10 de enero de 1997. La línea directa entre “su gobierno” y los Castro… a través del sandinismo, era su yerno Antonio “Toño” Lacayo Oyanguren, conocido entonces por el remoquete de “El Hombre Fuerte de Centroamérica”. Al finalizar el período de su suegra, Lacayo se convirtió en el jefe de finanzas del partido sandinista.

Durante la gestión de la Chamorro, ningún sandinista fue llevado a la justicia, muchos de ellos genocidas, culpables de crímenes de guerra. En el lapso de su gobierno, hubo centenares de ajusticiamientos por parte de los Ortega, algunos de ellos tan importantes como el asesinato del Comandante 380, Enrique Bermúdez Varela, en febrero de 1991, fundador del principal grupo de “La Contra” y jefe militar de la Resistencia Nicaragüense. Lo asesinaron vilmente luego de haber regresado a una Nicaragua que él consideraba libre. Su hija, Claudia Bermúdez, desde Miami, acusó a la Chamorro, a los sandinistas y al entonces-gobierno estadounidense, de haberse beneficiado con la muerte de su padre.

A Violeta la sucedió Arnoldo Alemán Lacayo, quien gobernó 5 años. Arnoldito se crió una casa de por medio con los hermanos Ortega y fueron amigos desde niños. Fue una hechura de sus poderosos amigos, quienes lo colocaron en la alcaldía de Managua el mismo año en que Violeta asumió su mandato presidencial y sin la necesidad de unas elecciones. Arnoldo se había unido a la UNO por sugerencias de los mismos Ortega. Alemán fue para la UNO lo que Hermann Escarrá fue para el Comando Nacional de la Resistencia.

Ni una sola ley promulgada por los sandinistas fue derogada por la Chamorro: ¡mucho menos por Alemán! Los Castro manejaban los hilos del poder en Nicaragua, a través del sandinismo y de los gobiernos títeres del país de Rubén Darío… escenario que continuó intacto a partir del 10 de enero de 2002, cuando Enrique Bolaños Geyer asumió la jefatura nacional como presidente de Nicaragua, bajo la tolda del PLC (Partido Liberal Constitucionalista).

Bolaños Geyer se mostraba, tan pero tan sandinista, que el entonces-secretario de estado de EE.UU., Colin Powell, le dijo que solamente le faltaba la boina roja para ser más sandinista que los Ortega. De hecho, Bolaños aseguró que su gobierno era la continuación de la “revolución sandinista”.

El 10 de enero de 2007, Bolaños le entregó la presidencia a Daniel Ortega, luego de una inmensa farsa electoral donde su contendor fue Eduardo Montealegre, quien una semana antes hizo lo que haría Manuel Rosales en Venezuela, en la farsa electoral “en contra” de Hugo Chávez: ¡cantar derrota antes de que se terminaran de contar los votos!

Así la historia, los Ortega “regresaban” al poder abiertamente y los Castro seguían depredando las riquezas nicas a manos llenas.

En el año 2009 publicamos un libro titulado “Cómo se Perdió Venezuela” y le dedicamos un capítulo a la “Experiencia de Nicaragua”. Sabíamos que esa “maroma” podría repetirse, más tarde o más temprano, en Venezuela.

¿Estará Venezuela a las puertas de un escenario similar? Es muy, pero muy posible. De ser cierto, nada bueno les espera a las futuras generaciones de venezolanos.

¿Estarán los venezolanos hoy, presenciando el fin del llamado “madurismo”? Todo indica que sí… pero eso no significa que estén presenciando el fin del fulano “socialismo” y, muchísimo menos, que estén saliendo de las garras del narcocastro-estalinismo internacional.

¿Qué habrá una notable mejoría económica y política? ¡Lo más probable! Pero sería comparable a eliminar la fiebre, dejando el mal intacto. Más tarde o más temprano, como sucedió en Nicaragua, la patología podría aflorar llevando al paciente a la inevitable muerte. Habría que descartar la aspirina y meter al enfermo en quirófano lo antes posible, evitando que el mal siga su curso solapadamente.

La vara con la cual los venezolanos podrán evaluar el grado de “liberación” de Venezuela es muy sencilla. Si ven que los Castro siguen recibiendo el petróleo de todos los venezolanos, sabrán que todo ha sido un trueque programado desde Guanabacoa. Sabrán que para Maduro le llegó la hora de bajarse de la mula, para que los Castro puedan seguir comiendo cochino del bueno en Venezuela… ¡y sin pagar la cuenta!

Miami 8 de marzo de 2019
Robert Alonso

 

 

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