¿Fin de la Pandemia?

 

Sin lugar a equivocarme, Donald Trump debe está recibiendo muchísimas presiones para que “abra” a Estados Unidos y trate de salvar (¿de resucitar?) la economía estadounidense. Acaba de dirigirse a la nación con un mensaje, por demás, “extraño”, en el cual desea que EE.UU. esté abierto para Pascua: ¡abril! Es decir… ¡a la vuelta de la esquina!

Dice que ya logró un acuerdo con los demócratas para auxiliar el “holocausto económico” por el cual atraviesa este país, casi-totalmente paralizado por estos días. ¿Cómo “comer eso”? ¿Fin de la pandemia mundial o, en todo caso: estadounidense?

Anoche estuvimos hablando por teléfono (él desde Nueva York y nosotros desde Miami) con un científico bio-analista – ya retirado – quien por muchos años trabajó en los Laboratorios Pasteur de Francia y fue acreditado por el descubrimiento de una de las tantas vacunas que se producen en esos famosos laboratorios. Hablamos por más de tres horas, durante cuyo término lo abordamos con todas las preguntas que se nos vino a la mente.

Al final de su disertación, le preguntamos cómo veía él el término de esta pandemia. Su respuesta no fue nada alentadora, aunque uno no tiene la capacidad científica para aceptar o no, su apreciación, la cual – según él – está basada en sus estudios y abrumadora experiencia sobre enfermedades infecciosas, contagiosas y, especialmente, en el tema de las pandemias.

Voy a ahorrar en explicaciones. Según este científico, cuyo nombre me pidió no divulgar, la pandemia del llamado Covid 19 terminará como han terminados todas las demás. Los que van a morir: ¡morirán irremediablemente!   Aquí cabría decir lo que solíamos escuchar de nuestros abuelos: ¡no nos salva ni el médico chino!

La tasa de mortandad, según nuestro interlocutor, podría llegar al 20% de la humanidad. Un 80% de sobrevivientes, los famosos “recuperados”, además de lograr la inmunidad futura, crearan los anticuerpos necesarios para que el virus (que en realidad es un “retrovirus”) vaya muriendo, a pesar de sus múltiples mutaciones. Con mucha suerte, el plasma de los “recuperados” pudiera disminuir la inimaginable tasa de mortandad.

Dicho esto, le preguntamos qué sentido tenía mantenernos en cuarentena, si al final morirán (o moriremos) los que tendrán (o tendremos) que morir: ¡salga sapo o salga rana! Su respuesta fue contundente: ¡hay que evitar el contagio y, sobre todo: ¡contagiar a los demás! En tal sentido, estas cuarentenas son necesarias o, en su mejor o peor caso: ¡recomendables! Muchos de nosotros que somos de alto riesgo, mayores de 60 años y, muchos de nosotros, dolientes de otras patologías como la diabetes, presión alta, enfisema pulmonar, etc, pudiéramos “salir lisos”. Pero al final del día, morirán los que van a morir y los sobrevivientes, los “recuperados”, salvarán el partido… eliminando la oportunidad de sobrevivir del retroviros Covid 19.

Pero más allá del “factor salud”, está el económico, que no sería tan fácil de resolver. De ahí que Trump ya está, aparentemente: “poniendo el parche antes de que salga el hueco”, como diría mi recordada Abuela Carmelina, QEPD.

O nos mata el virus: ¡o nos mata el hambre! El hambre pudiera matar a muchos más, mientras que – según estadísticas pasadas – los sobrevivientes a la pandemia pudieran estar dentro del 80% de la población mundial. El problema en puertas, sin embargo: ¡es un estallido social en EE.UU.! De hecho, ya las armerías vendieron todo su arsenal y municiones.   El pueblo “americano” se está armando a una velocidad, verdaderamente alarmante.

Hoy, al menos en nuestro núcleo familiar, estamos observando el “protocolo de la OMS” para evitar el contagio. Supongo que la mayoría no observa las recomendaciones. ¿Cuánto más podemos aguantar en esta macoya? Limpiamos nuestros zapatos con agua jabonosa antes de entrar en la casa. Nos quitamos la ropa y la lavamos y lo mismo hacemos con nuestras manos como “mil veces” al día. Llegará un momento en que uno se fastidia de tanto protocolo… ¡Pienso yo!

Suponiendo que la inmensa mayoría de la humanidad esté “encuarentenada”, estaríamos hablando de meses: ¡de meses! ¿Es tal cosa realista? Por otro lado, según este científico, una vacuna no es cosa de un día para otro. Según sus cálculos, con buen tiempo, estaríamos hablando entre un año a dos. ¿Qué economía mundial aguantaría esa mecha?

La conversación con este científico terminó de una manera un tanto preocupante. Nos dijo: “yo no soy muy creyente que digamos… ¡pero hay que encomendarse a Dios!” ¡Solavaya!

Cuando colgamos el teléfono, le dije a Siomi: “!tin marin de dos piringüey… cúcara mácara, títiri fue!” Una vez más recordé a mi adoradísima Abuela Carmelina: “el que se va a morir a obscuras… ¡ni que ande vendiendo velas!

Pero no solamente me acordé de la abuelita. Hace unos años a uno de mis jornaleros de la Finca Daktari, lo “picó” una culebra venenosa. Los médicos lo curaron en el Hospital de Coche, en Caracas, pero él no se sentía bien del todo, porque no le habían “rezado” la “picada” de culebra. Averigüé y conseguí a un “curioso” (curandero) de la zona, “El Viejo Pío”, quien era el que rezaba las “picaduras” de culebras en la zona rural de El Hatillo y para allá me fui.

Recuerdo, como verán en el video de abajo, que “El Viejo Pío” me dijo que él rezaba las “picadas” de culebras por aquellas bellas montañas, “eso sí”, me dijo… “yo las rezo, pero el que se va a morir se muere, porque esta vaina no la gobernamos nosotros. Esta vaina la gobierna un hombre que llaman Jesucristo, que cuando Él quiera nos jodemos…

Video de Pio

Acángana

Luego de tantas “realidades”, me acordé de una salsa muy pegajosa del Gran Combo de Puerto Rico, llamada “Acángana”. Suena un tanto irónico, pero debo decir que al volver a escuchar la canción, llegué a la conclusión que esa era la recomendación y más realista que había escuchado hasta la noche de ayer:

Video de acángana

¡Cuídense!

Miami 26 de marzo de 2020

Robert Alonso

Robert Alonso Presenta

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