Carta Abierta al Presidente Maduro

Miami 26 de septiembre de 2019

Excelentísimo Señor Presidente Constitucional

de la República Bolivariana de Venezuela

Sr. Nicolás Maduro Moros

Su Excelencia:

Le escribo esta carta abierta para asesorarlo, aunque sé que a Ud. lo asesoran muy bien desde Guanabacoa, el “Primer Territorio Libre de América”, tierra sagrada donde yo nací.

Verá Ud., Sr. Presidente, me he puesto a conversar con un gran amigo, Carlos Pérez Barrios y he llegado a la conclusión de escribirle por esta vía, de manera pública y abierta, para evitar que después salgan por ahí cualquier cantidad de plagiarios a reclamar la autoría de mis recomendaciones a su Excelencia.

Carlitos Pérez Barrios y yo éramos socios del mismo club en Naiguatá, Playa Azul, donde disfrutábamos todos los fines de semana de la grata compañía de su suegro, “El Poeta” y comenzamos a comentar esa guarandinga que Uds. llaman “Ubica tu Casa”, donde le dan luz verde al populacho (que Uds. llaman “soberano”) para que se ponga en las casas, cabaña, apartamentos y demás propiedades de los venezolanos que fueron forzados por la “revolución” a emigrar, en busca del necesario oxígeno de libertad; algo así como sucedió en la Cuba de los años 60.

Con esta carta le estoy anexando, arriba, un bellísimo video de nuestro segundo hogar: ¡Playa Azul!   Por favor, no la confunda con “Puerto Azul”, que está al lado y era de la plebe venida a más económicamente… ¡jajajajaja! (eso fue un chiste de mal gusto, Sr. Presidente).

La competencia era entre nuestro adorado y recordado club con Camurí Grande, donde solía veranear la familia de Nitu Pérez Ozuna y la clase alta de COPEI.  Acá, en “Playa Azul”, había más adecos, entre ellos el hermano de Gonzalo Barrios, quien era un enpedernido y magnífico jugador de dominó y de pan doble que a veces hacía pareja con mi recordado suegro, Joffre Etcheverry, QEPD.

Ud., Señor Presidente, no tiene ni tendrá jamás idea del paraíso que era Playa Azul.  Trataré de dibujar ese cielo dorado.

Solíamos llegar todos los viernes por la noche y nos recibía Crespo en la caseta de entrada.  Nos dejaba pasar, porque llevaba años conociéndonos.  Por las mañanas nos levantábamos y nos traían de la cafetería unas arepitas dulces y unas arepas con chicharrón que sabían a gloria, hechas por Izaguirre o por Mateo, que llevaban “siglos” trabajando en el club… empleados agradecidos a quienes considerábamos casi-familia.  Nuestos hijos llegaban y ordenaban en la cafetería y JAMÁS FIRMABAN.  Luego nos pasaban una cuenta que la pagabamos sin revisar.  Si queríamos llamar por teléfono desde nuestra cabaña, la Cabaña 29, a pocos metros del mar, nos comunicábamos con Luisa, la telefonista del club.  César estaba en la recepción, siempre atento a las necesidades de los socios.  Estaba Longa, pendiente en el área del salón de juego.  Teníamos una enfermería y un abasto, administrado por un portugués de nombre  Manuel Camara, que era clase aparte y Pastora… la ama de llaves del club.  Imposible olvidarnos de José, quien enseñó a nadar a todos los niños del club y organizaba eventos infantiles, como concursos de pesca, a quien los padres adorábamos porque se encargaba de nuestros niños y nos ofrecía tiempo para departir con nuestros amigos adultos.

 

En el muelle estaba el Sargento Velarde (un pelo casca-rabia), pendiente de nuestras embarcaciones.  La nuestra se llamaba “La Cascarita”, en honor a nuestra hija… a quien llamábamos así.  Estaba el parque infantil, la Pista Negra y, por supuesto, el Bar K, donde se comía gourmet.  Por las noches ibamos al cine y disfrutábamos de los estrenos que se proyectaban en los mejores cines de Caracas y luego de la película cenábamos y nos sentábamos en el malecón a conversar con nuestros amigos.  Al dia siguiente jugábamos tenis, disfrutábamos de la playa y de las lanchas.  Íbamos a pescar aguja mar adentro y regresábamos cargados de peces que repartíamos entre los empleados que nos ayudaban a prepararlos.  En diciembre bailábamos con La Billo o con Los Melódicos… siempre había una actividad distinta y estaba el Coro-Coro, donde los niños se entretenían con juegos y eventos organizados por dos jovencitas, cuyos nombres, LAMENTABLEMENTE, no logro recordar.

Dudo, Sr. Presidente, que todos estos empleados llegarán a leer esta carta abierta algún día, pero le quiero asegurar que todos estos empleados eran parte de la gran familia de Playa Azul y en diciembre, antes de pensar en qué les íbamos a regalar a nuestros hijos, pensábamos en los hijos de todos los aquí mencionados y en aquellos cuyos nombres no recordamos.  No había un solo socio en Playa Azul que no estuviera agradecido a todos y cada uno de estos individuos, habitantes de Naiguatá y de Carmen de Úrea, un caserío que desapareció con el deslave de Vargas.  Ahora Ud. puede terminar de destruirlo todo, ubicando al “soberano” en nuestro club y disfrutando de la total destrucción de una institución que le ofrecía trabajo a muchos, muchísimos habitantes de una región que, de otra manera, hubieran pasado muchísima necesidad por estar ubicada en un sector improductivo.

Ahorita mismo en Playa Azul  debe haber cualquier cantidad de apartamentos, cabañas y casas deshabitadas de socios que nos hemos ido al exilio por diversas razones.  ¿Ud. se imagina a esa chusma bañándose en esa inmensa piscina con los trajes de baños que usan en Playa Pantaleta, por ejemplo?  ¡Eso sería fin de mundo!

Ubíquese, Sr. Presidente, en ubicar viviendas pal’soberano en los bellísimos edificios de San Román, por ejemplo.  Hay uno, el Edf. Piedras Blancas, que debe tener por lo menos cinco apartamentos vacíos y una bellísima piscina que da hacia el valle de Caracas.  ¿Se imagina a los habitantes de Caucagüita departiendo con los distinguidos propietarios del mencionado edificio, al lado de la piscina y cocinando un excelente hervido de patas de res?  ¡Eso sería apoteósico, Sr. Presidente!  Sería una excelente manera de fomentar el éxodo de la clase media-media y alta.  No lo pase por alto.

Váyase a un sector conocido como Potro Redondo, en el municipio de El Hatillo.  Potro Redondo I y Potro Redondo II, donde vivimos unos años.  Le puedo garantizar que ahí encontrará, por lo menos, 50 casas deshabitadas de venezolanos que fueron echados a la diáspora.  Meta ahí a sus “soberanos” para que goce Ud. una y parte de la otra.

Pero ya todo eso Ud. lo debe de saber, pues aunque de mente escasa, Ud. sabe escuchar a sus mentores y guías de Guanabacoa.  Lo mejor es lo que le voy a recomendar a continuación.

Estrategia electoral…!!!

Ahorita mismo, gracias a la NECESARIA, OBEDIENTE, SERVIL Y GENUFLEXA COLABORACIÓN de esos falsos opositores, líderes de la FALSA OPOSICIÓN que los Castro les han logrado crear para Ud. y para su ya-fallecido antecesor Chávez, los venezolanos juran que el padrón electoral cuenta con casi 20 millones de electores: ¡UNOS CINCO MILLONES DE MÁS!    Lo sé por varias fuentes.  La primera, por las ACTAS TRAIDORAS, que todavía están publicadas en el portal del CNE, como una bofetada a los pobres, ingenuos, infelices y NOBLES venezolanos.   En la primera de esas dos actas, se puede ver cómo la FALSA OPOSICIÓN aceptó la existencia de más de 1.5 millón de electores chimbos, inexistentes: ¡fantasmas!

También lo sé, porque el Dr. Erik Ekvall nos comentó (antes de morir, claro), cómo se batía el cobre en eso que mentaban “La Comisión Técnica”, donde quien cortaba el bacalao dentro de la MUD, era el delfín de Jorge Rodríguez, Félix Arroyo… el mismo que se tuvo que escapar de Venezuela, luego de ser el director de la DIEX, por venderles a los chinos de Hong Kong visas para viajar a Venezuela por $ 10.000 cada una; colocado en la MUD por Henry Ramos Allup, luego de haber sido el “carpintero” de la “inflación” de más del 50% de los “electores” en el padrón electoral para que Hugo Chávez pudiera justificar su triunfo en el fulano Referéndum Revocatorio del 15 de agosto de 2004.

 

 

No se vaya a parar en artículo, Sr. Presidente.  Tanto mi hermanita como yo nos hemos desgañitado en denunciar las actas traidoras y nadie nos ha parado bolas… y eso que lo hemos hecho desde la plataforma de ese que mientan “El Cholito Alegre” (Jaime Bayly): ¡y nada!  Además, ya hemos visto que los venezolanos no las tienen bien puestas… razón por la cual los Castro pudieron adueñarse de Venezuela y de sus riquezas… destruirla y depredarla sin necesidad de hacer sonar un solo triki-traki, ni de tener que derramar una sola gotica de sangre cubana-castrista.

 

 

A lo que iba.  Cuando Ud. comience a invadir las viviendas de esos supuestos 5 millones de venezolanos que dicen que han salido de Venezuela (para jamás regresar), CON LA NECESARIA AYUDA de esa FALSA OPOSICIÓN, nadie dudará que Ud. ha ganado las elecciones contra el primer pendejo que Ud. escoja como contrincante, quien muy bien podría ser – y yo se lo recomiendo – Juancito Trucupey, también conocido como Juan Guaidó… quien dice que es ingeniero.

Ponga a esos líderes de la falsa oposición a denunciar FAVORITISMO.  A decir que Ud. ganó debido a que ubicó a la chusma “soberana”, gracias al “Plan Ubica tu Casa”.  El mundo chillará por un ratico, pero Ud. sabe que ahí mismito agarrará mínimo y las aguas volverán a su nivel natural: ¡y aquí no ha pasado nada!

 

 

Aunque Ud. es colombiano, ya Ud. sabe cómo son los venezolanos.  Esos no van a trancar un carajo.  Van a alegar que no vale la pena sublevarse… y si a eso le suma la esperanza que podrá venderles la FALSA OPOSICIÓN de lograr la liberación de Venezuela por la vía pacífica, democrática, constitucional y electoral: ¡será cuestión de soplar y hacer botella!  La inmensa mayoría de los venezolanos no va a luchar por sus derechos, por sus propiedades, por sus hijos y futuras generaciones, así que no tiene que preocuparse.  Chillarán un poquito… dirán: “con mi propiedad no te metas”, pero todo será sal y agua.  Al final Ud. saldrá airoso y podrá justificar su triunfo electoral… ¡aunque los “soberanos” no voten un carajo, porque esos bichos son tan vagos y flojos: ¡que ni votan!

 

 

Ahora bien, Sr. Presidente… ¡Su Excelencia!  Ud. debe saber que estoy pelando un poco de bola.  Allá abajo, por estar de pendejo, lo perdí todo.  Mucho le agradecería que me tire algo.  A continuación le voy a dar las coordenadas para que me deposite unos churupos:

Bank of America

Cta Cte No. 1335-447-889 La cuenta está a mi nombre.

No se preocupe por mí.  El Presidente Trump, que Dios me lo proteja eternamente, ha tomado medidas en contra de sus funcionarios, pero ha dicho que respetará a los enchufados que ya están con estatus de residentes en este país, así que no habrá problema alguno, porque ya yo soy, incluso, ciudadano “americano”, por lo que me puede enviar unos cobres que serán bien recibidos y tremendamente agradecidos.

Sin más a qué referirme, quedo de Ud., atentamente,

Robert Alonso

 

Robert Alonso Presenta

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