Hace año y medio que rueda por la red la información sobre la táctica de la guarimba que recién ahora el oficialismo dice “descubrir” como otra fase del plan golpista-fascista que seguro apoya el imperialismo yanqui: ¿Cuántos cauchos habrá aportado la CIA? El promotor de esta idea que circula en una base de datos de correo electrónico que ya suma más de 300 mil direcciones es Robert Alonso, cubano llegado a Venezuela en 1961, comunicador social, ex productor de televisión, autor de libros anticastristas y es miembro del radical Bloque Democrático. Aunque quizás sea mejor ubicable con otras señas: es el hermano de la actriz María Conchita Alonso.
La estrategia impulsada por Alonso es sencilla. Y según él, aplicada correctamente sería demoledora. La guarimba se hace protestando en la calle, pero justo frente a la casa o el edificio donde uno vive, trancando las vías y estando preparados para la “retirada estratégica” ante la acción de los órganos represores o los civiles armados defensores del chavismo que ya andan soltando plomo a placer amparados en el celestinaje oficial.
La tesis es que si la guarimba se multiplica en las principales ciudades del país las 24 horas del día, ante algo de esa magnitud los componentes de la Fuerza Armada no tendrán suficiente capacidad de actuar, ni suficientes balas ni suficiente coraje como para atacar a cientos de manifestaciones simultáneas y el país colapsará. El resultado final debería ser la caída del Gobierno una vez que los “militares institucionalistas” _¿existen?_ se nieguen a aplicar el sangriento Plan Avila.
El problema, advierte Alonso, es que lo que se ha visto en los últimos días es “una versión chimbísima de la guarimba. Se está dejando de lado lo más importante que es el refugio y el no confrontar a la Guardia Nacional. Lo que está sucediendo es lamentable porque se van a perder muchas más vidas. Yo lo que he planteado es que se tranquen las vías hasta lograr un verdadero paro, pero evitando la violencia. Incluso, la guarimba no necesita que la gente se exponga, porque las vías se pueden trancar hasta con los carros de uno. Imagina cientos de carros atravesados en las vías…”
Por estos días todo el mundo habla de esta táctica y en la red aparecen nuevos ideólogos de la guarimba y hasta se ha acuñado el verbo “guarimbear”. El chavismo la denuncia como plan terrorista, los manifestantes la invocan como única arma ante la confiscación del revocatorio y algunos familiares de la gente que ha ido muriendo ven en ella a la culpable de su tragedia: “Me han llegado correos donde me dicen que por mi culpa han muerto esos muchachos en la calle. ¡Coño, si yo nunca he dicho que enfrenten con piedras a la Guardia! El concepto clave, lo he dicho siempre y lo pueden ver en mi página web, es el de refugio. En estos momentos es muy fácil caer en la violencia porque la gente está muy molesta y porque la masa no sigue instrucciones. Así no llegamos a nada. Y estoy seguro que en las manifestaciones hay gente infiltrada del Gobierno que se encarga de alentar la violencia para que sirvamos de carne de cañón y se infunda el terror entre los opositores”.
Para Alonso esta guarimba a medio hacer ha demostrado su potencial. Pero se está perdiendo el esfuerzo y anulando el mecanismo: “Esta situación descontrolada lo único que tiene de guarimba es el nombre. No podemos enfrentarnos así al Ejército”.